Docentes , miembros de la comunidad educativa de los ocho centros educativos que participan en el proyecto Jóvenes y Escuelas Agentes de Paz – auspiciado por la Unión Europea- acompañados también de representantes de la Asociación Civil Ágora, recibieron herramientas para formarse como orientadores y acompañar en el proceso socioeducativo que promueve la Asociación Civil Paz Activa desde el año 2018.
La actividad inició con el planteamiento proyecto y plan de vida: qué elementos involucran uno y el otro, sus diferencias y el cómo llevarlos a cabo, de la mano de las psicólogas Marisol Ramírez y Taibel Núñez.
De acuerdo con las especialistas, el proyecto de vida “es un universo de tiempo más amplio o de largo alcance mientras que el plan contempla las actividades sumadas a diario para concretar esa propuesta de largo plazo”.
El plan de vida platea acciones más inmediatas conducidas por las siguientes interrogantes: ¿Qué necesito para materializar mi plan?; ¿Dónde busco apoyo?; ¿Cuáles son las alternativas en caso de no concretar mi plan inicial? y, del lado de estas preguntas, las especialistas coinciden en realizar un esquema de instrucciones que llevarán a la conclusión del plan, con resultados que favorecerán o no las aspiraciones que la persona desea ejecutar.
El proyecto de vida – de acuerdo a las facilitadoras- “es una imagen poderosa que creamos de nuestras metas y sueños en cada área de la vida: lo personal, académico, profesional, familiar, social y espiritual”.
Añaden además: “Es un plan que nos sirve de guía para realizar lo que deseamos de acuerdo a nuestras oportunidades, fortalezas y habilidades”.
A lo anterior, se suman los siguientes pasos para materializarlo:
– ¿Qué quiero lograr?
– ¿En cuánto tiempo?
– ¿Cómo lo quiero lograr?
– ¿En quién o en qué me voy a apoyar?
– ¿Qué me gusta y qué me gusta de mi?
– ¿Dónde estoy?
El orientador, en su rol de guía y acompañante – a través de representaciones lúdicas- debe girar instrucciones a los jóvenes involucrados en el proyecto enfocadas en la descripción de su personalidad, sus aspectos positivos y negativos y “destacar esas situaciones que dejaron huellas en lo personal y en sus contextos. Y cuando se está consciente de ello, se está más cerca de cumplir las metas”.
Algunas herramientas para ser impartidas entre los adolescentes participantes, se centran en el siguiente esquema:
Fortalezas: ventajas con las que se cuentan, reconocer qué cosas hacen bien, recursos con los que se cuenta y enumerar las virtudes o fortalezas que los demás dicen que esa persona posee.
Debilidades: hacerles reconocer de los que hacen mal, qué deberían evadir, qué consideran que los atrasan y lo que deberían mejorar
Oportunidades: quiénes los ayudan, con quién cuenta, oportunidades que se tienen y de todas esas oportunidades, cuáles son en las que mejor se podría ver.
Amenazas: que consideran como amenaza, reconocer los obstáculos, que cambiarían en su entorno y si existe una amenaza que les impida vivir.
Para los jóvenes: a pesar de las situaciones o circunstancias vividas, deben entender que esas limitaciones no significan impedimentos para concretar sus proyectos de vida.
Ejemplo para ello: diseñar en una cartulina el proyecto de vida con fotografías e imágenes de los propósitos que se quieren obtener y establecer fechas para ello.
Finalmente -sugieren las especialistas- “ningún plan de vida tendrá resultados si no se planifica con aptitud positiva”.
Al término de la actividad, Paz Activa emitió un reconocimiento a las personas que servirán de facilitadores en el proceso de acompañamiento psicosocial, centrado en Proyectos de Vida, establecidos en el programa de Acción Afirmativa.