Escrito por Lysaura Fuentes para El Cooperante
Casas de ladrillo con techos de zinc apiladas en forma ascendente, manifestando su omnipotencia, calles desbordadas de vendedores ambulantes que salen en la aurora y se esconde en el crepúsculo. Un sinfín de historias enmarcadas en una crónica roja que sigue incrementando al pasar de los tiempos. Una zona conocida como el barrio más grande del Área Metropolitana de Caracas llamada: Petare.
La barriada se encuentra ubicada en la parroquia homónima del municipio Sucre del estado Miranda. Sus sectores más nombrados son La Agricultura , 1° de Mayo, El Carpintero, Barrio El Nazareno, Maca, La Línea, El Carmen, El Obelisco, San Blas, La Invasión, Mesuca, 19 de Abril, La Bombilla, José Félix Ribas, 5 de Julio y 24 de Julio. Son zonas en donde solo existe una percepción: que el hampa no descansa y actúa a sus anchas.
Entre mayo y julio de este año, Petare fue la jurisdicción que alcanzó la mayor cantidad de homicidios en toda Caracas: 124 en 92 días. En este mismo período, en los cinco municipios del Área Metropolitana de la capital venezolana se registraron 447 muertes por violencia. Las cifra que fueron recolectadas por Monitor de Víctimas, una iniciativa desarrollada por Runrun.es y Caracas Mi Convive, que combina el periodismo de datos, participación ciudadana y periodismo de investigación.
Después de julio, nada ha cambiado. Carlos Polanco, de 27 años, la madrugada del sábado 12 de agosto venía en una moto, con su hermano, por el barrio La Línea de Petare, luego de reunirse con amigos, cuando fueron interceptados por dos sujetos, quienes mataron a la víctima para robarle la unidad. Su hermano logró salvarse de la muerte cuando suplicó a los delincuentes por su vida.
Un caso muy similar al que le ocurrió a Jean Deivis Echenique Figueroa, de 39 años de edad, quien fue asesinado ese mismo sábado en el mercadito viejo de Mesuca. El hombre estaba ingiriendo licor en un local cuando sujetos ingresaron, lo sometieron para robarle su celular, la víctima se resistió y los delincuentes acabaron con su vida.
Bandas y su dominio con la muerte
Entre 32 y 60 bandas organizadas y minibandas reinan y mantienen su dominio en esta populosa barriada caraqueña. En los lugareños es común escuchar los nombres de “el Justo”, “el Chorrito”, “marlom”, “motoratones”, “los pinochos”, entre otras.
La banda de “el Chorrito” opera en Petare Norte y cuenta con entre 20 y 23 miembros. Su negocio criminal está enmarcado en los secuestros y homicidios. El pasado fin de semana esta organización protagonizó un enfrentamiento con la Guardia Nacional (GN), debido a una fiesta callejera que llevaban a cabo en la zona.
La banda de “el Justo” cuenta con un máximo de 25 miembros, la mayoría jóvenes de entre 14 y 19 años, quienes operan en el barrio San Isidro, y se lucran con el tráfico de drogas. La de “el Marlon” se dedica a todo tipo de crímenes que van desde extorsiones hasta homicidios y cuenta con una fuerza criminal de 60 adolescentes. Existe otra banda que cuenta solo con 12 integrantes y poseen una línea de mototaxis en el barrio La Agricultura.
Otra banda muy conocida en el barrio El Carpintero es la de “los Motorratones”, que son también miembro con corta edad y que siempre deambulan empistolados. “Si alguna persona del barrio se encuentra de frente con este grupo delictivo tienen que hacer como que si no existieran, si los ves a los ojos te dicen: ¿Estás enamorado? Y te pueden hasta robar y matar”, reveló un informante, quien prefirió no identificarse.
Existen también minibandas que se dividen por zonas de Petare, como la de la zona 10 de José Félix Ribas, quienes entre enero y febrero de este año secuestraron al dueño de un negocio de perros calientes, que se encontraba situado en el sector Los Dos Caminos, y para liberarlo pidieron la suma de5 millones de bolívares. Los de la zona 6 que son conocidos como “Los Pinochos” se dedican a robo y secuestros, quienes en los últimos días han protagonizado enfrentamientos con los de la banda de la zona 9.
En medio de tiroteos, robos y enfrentamientos
Jesús Humberto Molina Alvarado, de 22 años, el pasado domingo a las 05:00 de la tarde se encontraba de visita en la casa de su hermano en Filas de Mariche, en la carretera Petare-Santa Lucía, cuando decidió salir a cortarse el cabello. En medio del camino quedó atrapado en una balacera entre bandas que se registró en la zona. Recibió tres tiros en la espalda y murió en el sitio.
Todos los días los residentes de Petare viven bajo las ráfagas de disparos, tanto entre delincuentes, en robos y en incursiones de funcionarios policiales. Las disputas entre presuntos delincuentes se desarrollan principalmente por la “plaza” (sitio de distribución de droga).
Los robos a camioneticas públicas y de motos son constantes. También los presuntos delincuentes de la zona 9 del barrio José Félix Ribas se mantienen en vigilia nocturna en las calles-con armas largas y cortas-verificando quién sube y baja del barrio. “Ellos se colocan en el barrio en las paradas de autobuses mostrando sus armas y se reúnen a observar a todo aquel que pasa, si llegas muy tarde y te trasladas en un vehículo particular tienes que bajar los vidrios del carro para que ellos vean que eres de la zona, si no lo haces tirotean el carro y te pueden hasta matar”, dio a conocer un informante.
En Petare Norte los presuntos delincuentes cobran las llamadas “vacunas” a los comerciantes. Si el negocio está ampliamente provisto les cobran semanalmente 100 mil bolívares y si es un local pequeño 15 mil bolívares. También el lucro criminal en esta zona son los robos de camiones, teléfonos, vehículos particulares, secuestros, tráfico de drogas y saqueos. “Algunos vecinos son alcahuetas con los presuntos delincuentes. Los malandros cometen los saqueos y luego los residentes les proporcionan sus viviendas para que escondan la mercancía robada y ellos se llevan su tajada”, desveló una fuente, quien prefirió permanecer en el anonimato.
Fuente: RunRunes