ESTUDIO – Inventario de las propuestas de seguridad
ciudadana en Venezuela (1990-2017)
Seguridad Nacional vs. Seguridad Ciudadana (Pública)
La seguridad pública, según la Red de Seguridad Humana de las Naciones Unidas, comprende una variada gama de temas tales como: delito y corrupción, terrorismo, instituciones penales, autoridades policiales y judiciales y policía civil, incluido el sector de la seguridad privada. Las Naciones Unidas estableció que existen dos aspectos que deben considerarse también en el ámbito de la seguridad pública, el objetivo, que se centra en los niveles reales de seguridad y en las amenazas existentes; y el subjetivo que aborda la forma en que esas amenazas son percibidas por cada ser humano. La seguridad ciudadana entonces es un concepto que engloba dos fenómenos:
- El de los índices de criminalidad, dimensión objetiva, que se obtienen de los registros administrativos, como la fuente policial o los anuarios de mortalidad.
- El de la sensación de inseguridad, dimensión subjetiva, que se obtienen de las encuestas de opinión y de victimización.
La distinción de estos fenómenos dentro de una definición operativa de seguridad ciudadana es esencial, puesto que permite precisar acciones y estrategias que busquen actuar de manera conjunta sobre ambos aspectos.
De acuerdo con el paradigma del desarrollo humano y de la seguridad humana, la seguridad pública debe tener como centro al ciudadano, en tanto individuo y ser social.
Por tanto, desde la perspectiva de la seguridad humana, adquiere especial relevancia que las políticas de seguridad pública, conjuntamente con fortalecer el funcionamiento eficiente y eficaz de las instituciones competentes en la materia, se orienten hacia la reducción del control policial/penal al mínimo necesario y a contener, mediante la regulación jurídica y ciudadana, el uso de la violencia por estas instituciones, para que su accionar no ponga en riesgo la seguridad de las personas. Igualmente, las políticas de seguridad pública deben procurar que los conflictos derivados de problemas sociales propios del sistema socio-económico y cultural y del modelo de desarrollo, busquen su regulación y resolución a través de las políticas sociales o de cambios sociales.
Un componente importante de esta creciente letalidad es el aumento de la militarización del control de la seguridad ciudadana, especialmente con la participación del componente militar de la GNB y, en menor medida de funcionarios del Ejército. En este sentido, Provea ha advertido que “La militarización de la seguridad ciudadana – amparada en la doctrina de seguridad nacional- trae consigo riesgos para las garantías personales toda vez que implica la ocupación militar del territorio nacional para la ‘defensa’ contra el ‘enemigo interno’ que resulta ser el propio ciudadano …” (Provea, 2017). La Universidad Nacional Experimental de la Seguridad pasa a ser dirigida por un oficial retirado; la Policía Nacional Bolivariana que desde su fundación había sido comandada por civiles pasa ahora a manos militares y se le dota de un uniforme camuflado más castrense. El llamado “Nuevo Modelo Policial” que tanta expectativa generó, quedó así abandonado, al erosionarse porque se perdieron los valores institucionales frente a otros intereses.
En términos generales15, la militarización de la seguridad ciudadana ha sido cuestionada en toda la región, al ser una de las herencias que nos quedan de la Doctrina de la Seguridad Nacional, pues no sólo han demostrado ser ineficientes para generar seguridad en las personas, sino que además tienen consecuencias negativas en materia de Derechos Humanos. En este orden de ideas, se confunden dos perspectivas lógicas: la seguridad de la nación y la seguridad de las personas. Así entonces, cuando se habla de seguridad de los ciudadanos se está haciendo referencia a la garantía de derechos civiles con bienes jurídicos concretos (vida, libertad de tránsito, integridad personal, propiedad), de personas también concretas, y los actores estatales responsables de tal garantía suelen ser civiles, al menos en la mayoría de los países occidentales, democráticos y modernos.
En cambio, cuando se habla de seguridad de la nación se está haciendo referencia al sistema político en su totalidad como una abstracción, incluso como valor, pero también se refiere a las fronteras y a la integridad territorial en términos de soberanía, siendo la Fuerza Armada Nacional, el principal órgano responsable de defenderla. La fusión de ambos conceptos puede traer consecuencias graves y ocasionar más problemas de los que pretende resolver. La nación se defiende de enemigos externos en un contexto bélico. Mientras que la conflictividad en escenarios de seguridad ciudadana se da entre civiles, cuya máxima expresión estaría en la comisión de delitos, en esos casos el trasgresor tiene derechos y debe ser sometido a un proceso legal con resguardo de todas las garantías. Son dos perspectivas lógicas distintas, con actores institucionales también distintos; dos entrenamientos y adoctrinamientos claramente diferenciados, que responden a funciones de disímil naturaleza.
- Resumen Ejecutivo
- Introducción
- Objetivo de la investigación
- Metodología
- Períodos analizados (1990-2017)
- Seguridad Nacional vs. Seguridad Ciudadana (Pública)
- Planes exitosos: reducción de la criminalidad y violencia
- Conclusiones y recomendaciones
Anexos
INVENTARIO – Propuestas de Seguridad Ciudadana en Venezuela (1989-2017)