Valores en descomposición: terreno fértil para el “malandro”

Caracas.- La crisis económica por la que atraviesa Venezuela no sólo se manifiesta en las largas colas que hacen los ciudadanos para adquirir productos de primera necesidad y medicinas. Otro síntoma asoma desde un engranado social que comienza a descomponerse y donde los individuos se vuelven unos contra otros para lograr beneficios particulares.

Es cuando los antivalores pasan a ser considerados como “ideales” y se muestran actitudes de intolerancia, descortesía, indolencia y agresión, y cuando el modelo a seguir es el del “malandro” o el “pran” que logra respeto y reconocimiento a su alrededor.

El psicólogo Axel Capriles asegura que los principios de convivencia han sido trastocados en Venezuela, donde se está viviendo una situación de “sálvese quien pueda” y cuyos habitantes han regresado a los principios de la vida donde lo importante es sobrevivir.

Explica que se ha pasado a la figura del aprovechador, que busca el momento adecuado, de debilidad del otro, o el engaño para obtener beneficios.

Quiero ser malandro

En abril circuló en las redes sociales el relato de una docente de una escuela de la carretera Caracas-La Guaira. La maestra pidió a sus alumnos hacer un dibujo con la profesión que quisieran tener de adultos. Una de las niñas, de 10 años dibujó, como su ideal a seguir, la imagen de una “malandra” con arma en mano, al lado de un muerto.

El fenómeno sociológico crece, en especial dentro de los barrios: jóvenes que van a las cárceles a buscar novio; los pranes con prestigio, acceso a páginas sociales, jacuzzi, discotecas, salas de juego, y otras comodidades dentro de los recintos penales.

Capriles detalla que son figuras distintas pero tienen un parecido en el desprecio por las leyes y el sistema de honor y valores.

El sociólogo y director ejecutivo de Paz Activa, Luis Cedeño, resalta que en los últimos años ha bajado la edad en que los jóvenes se integran a las bandas delictivas, precisamente, por el modelo que representa el “malandro” en ciertas comunidades.

“Hay diferentes etapas por las cuales el niño y joven observan y se integran a la delincuencia. Ya a los ocho o nueve años pueden identificar al jefe de la banda del sector donde viven, a quien ven ejerciendo el poder dentro de su comunidad y gozando de reconocimiento, así que lo asocian a cosas deseables. A los 11 años ya van siendo cosechados por las bandas y quedan ‘trazados’, ya que les crean la sensación de que nunca podrán salirse de la banda”.

Explica que los jóvenes tienen los mismos fines, en cuanto a que desean dinero, ropa, una moto, o novia, pero los medios para alcanzarlos son diferentes y el malandro busca lograrlo más pronto.

Asegura Cedeño que hay una predisposición en algunos individuos hacia la carrera delictiva y que los profesores de primaria pueden identificar al delincuente del futuro, pero en Venezuela no hay ningún mecanismo que los capte antes de que caigan en la banda y les ofrezcan una segunda oportunidad.

Triunfo y dinero

La psicóloga social, especialista en género y coordinadora del Observatorio de Derechos Humanos Mujeres en Lara, Hisvet Fernández, afirma que hay una tergiversación de los valores en el sentido de que el exitoso es el que tiene carro, dinero y puede viajar. “El triunfo se asocia con el dinero, no importa la manera como se llegue a él, todos los caminos son válidos”.

Destaca que en esta época todo lo resuelve el dinero y no, por ejemplo, la capacidad científica. “Si no poseo dinero, así haya alcanzado 300 doctorados, de nada me sirve. En cambio, si soy analfabeta, pero tengo poder económico, logro conseguir lo que sea. Somos bachaqueros por excelencia, en nuestro país todo se compra o se vende”.

Artículo completo: El Tiempo

 

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